afiche del #InolvidableFICCI55

El #InolvidableFICCI55 revela su poster.

El comienzo de una fiesta en donde vamos a recordar que SOMOS LO QUE FUIMOS

Una edición como la 55, donde se consolidan procesos, se expanden fronteras, se abren caminos para encontrar el norte que nos guiará en el futuro, donde al parecer los números nos hablan, se reflejan, se suman para ver lo que somos, para tratar de entender lo que fuimos, para crecer y comprender en toda su magnitud lo que significa ser el festival de cine más antiguo de América Latina. En una edición como la que comienza en menos de dos meses era evidente que la memoria, y todo lo que podamos hacer para recuperarla, será el camino y la forma de dialogo que proponemos para comunicarnos.

Una pareja que baila, que no se pregunta por el mañana y menos por el ayer, porque están en un hoy perfecto; casi podemos oír como sus dedos chasquean en el aire para llevar el ritmo, pero dejándose inundar por la música, por ese coqueteo que solo es posible con el movimiento sobre la pista; una pareja en principio anónima, en una foto que podría estar en el álbum de familia de cualquiera de nosotros y que se encuentra en el álbum de recuerdos del FICCI, es el motivo central del poster de la edición 55 del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias.

Ellos dos nos evocan un tiempo que no por ser pasado fue mejor, pero que evidentemente fue importante, porque sumó, porque pasaron cosas, porque se vieron películas que nunca antes se habían visto. Ellos nos recuerdan que en el FICCI, además de cine vamos a un festival donde la pasamos bien, porque incluso sentados en la sala oscura disfrutando y reflexionando con la película más exigente y arriesgada, o emocionados varias capas bajo la piel con historias imposibles de vivir en la vida real, estamos en medio de una fiesta, esa que celebra lo mejor del cine colombiano, iberoamericano y del mundo.

Somos el festival más antiguo de América Latina porque hace 55 años en una ciudad mágica, de un país complejo, un grupo de hombres y mujeres liderados por el soñador y amante del cine Víctor Nieto, decidió hacer realidad este evento que hoy se ha vuelto imprescindible en el panorama cinematográfico del país y el continente. Los años, incluso los difíciles, han sumado, han visto pasar personajes del cine nacional y del mundo, estrellas y películas, se han grabado momentos, se han tejido amistades y se han construido públicos para seguir amando el cine. Hace 55 comenzó una fiesta que está lejos de terminar, pero que además importa porque ha sido una fiesta que ha logrado trascender en el tiempo. Ese es nuestro poster, una celebración de la memoria.

La memoria es un camino que reconocemos. Reencontrarnos en su sendero nos invita a pensarnos en cada paso. El FICCI hace una pausa en el camino para hacer bailar culturas, toma de su historia el aliento y de la cotidianidad de una ciudad poblada por leyendas, el espíritu para innovar, el ritmo para transmitir su legado y la alegría para transgredir los criterios formales de la cultura y el cine en sí.

Un cuidadoso trabajo de investigación nos lleva a descubrir un instante anónimo y devolverle la vida, a reflexionar sobre la construcción continúa de una identidad de festival, a celebrar la diversidad reconociendo el riesgo que hay en las pequeñas acciones que nos impulsan.

¿Quiénes son ellos? ¿En qué año? ¿Por qué bailaban? ¿Cuál de tantas fiestas en la ciudad amurallada fue? ¿Con cual película venían? ¿Por qué el hombre lleva calcetines en Cartagena? ¿Quizá no son cartageneros? ¿Se conocieron esa noche? ¿Hubo más noches después? ¿Están vivos? Tenemos algunas de esas respuestas, pero no se las vamos a dar, las vamos a ir descubriendo. Porque lo que importa no es eso, lo que importa son las preguntas y el deseo de resolverlas. Lo que importa es entender que cada momento que vivimos en el FICCI es y será inolvidable.

Este poster es el resultado de la propuesta conceptual de la agencia de comunicaciones del FICCI, Laboratorios Black Velvet en cabeza de su director Jaime E. Manrique, ejecutada sobre una investigación casi arqueológica en los archivos del festival y algunos externos, con el trabajo de retoque fotográfico de David Ríos y la diagramación y diseño de Mottif.