Leonardo DiCaprio, ganador del Globo de Oro por su actuación en la última película del director Martin Scorsese, protagoniza una extravagante historia de excesos y ambición en 'El lobo de Wall Street'.
Basada en la novela homónima de Jordan Belfort, un corredor de bolsa que escaló la cima de Wall Street en medio de estafas y corrupción.
ACERCA DE LA PRODUCCIÓN
“Mi nombre es Jordan Belfort. El año en que cumplí 26 hice 49 millones de dólares, lo que realmente me molestó ya que faltaron tres para ser un millón por semana”.
El director Martin Scorsese ha excavado el terreno del drama policial norteamericano desde varios ángulos, pero con El Lobo de Wall Street va directo al punto con una historia del mundo, extravagante y lleno de humor negro, de nuestra variedad más contemporánea de delitos de extorsión: las altas finanzas. El resultado es un viaje épico a la intoxicación –intoxicación por codicia, adrenalina, sexo, drogas y la constante ganancia de dinero fácil.
Basada en la verdadera historia de Jordan Belfort (el tres veces nominado al premio de la Academia Leonardo DiCaprio), El Lobo de Wall Street, se centra en el estrepitoso ascenso y el descenso de la constante búsqueda de placer del agente de bolsa neoyorkino quien, junto con su alegre grupo de brokers, hace una enorme fortuna estafando a inversores en sumas millonarias. La película sigue la salvaje carrera de Belfort en su transformación desde el joven honrado que se iniciaba en Wall Street hasta convertirse en el agente de bolsa y pirata de OPV totalmente corrompido. Habiendo amasado rápidamente una fortuna desmedida, Jordan la gasta en una infinita variedad de afrodisíacos: mujeres, Quaaludes, cocaína, autos, su mujer supermodelo y una legendaria vida de ambición y adquisición que no tiene límites. Pero incluso a medida que la empresa de Belfort, Stratton Oakmont, crece vertiginosamente al extremo de la gratificación hedonística, la SEC (Securities and Exchange Commission es la agencia federal encargada de la supervisión de los mercados financieros) y el FBI están dirigiendo su atención hacia su imperio de excesos.
Paramount Pictures y Red Granite Pictures presentan una producción de Appian Way y Sikelia Production, para una producción de Emjag Production de una película de Martin Scorsese, EL LOBO DE WALL STREET, protagonizada por Leonardo DiCaprio, Jonah Hill, Margot Robbie, Matthew McConaughey, Kyle Chandler, Rob Reiner, Jon Favreau y Jean Dujardin. El film está dirigido por Martin Scorsese a partir del guión de Terence Winter, basado en el libro autobiográfico de JordanBelfort. La producción está a cargo de Scorsese, DiCaprio, Riza Aziz, Joey McFarland y Emma Koskoff, y la producción ejecutiva, a cargo de Alexandra Milchan, Rick Yorn, Irwin Winkler, Danny Dimbort, Joel Gotler y Georgia Kacandes.
LA EXHUBERANTE VIDA DE UN MALANDRÍN DE WALL STREET
“La historia era para mí como una Calígula moderna”, dice Leonardo DiCaprio, el actor principal y productor de la película que luchó durante años para hacer El Lobo de Wall Street. DiCaprio no puede evitar comparar a Jordan Belfort con el emperador romano más pervertido y terriblemente indulgente, pero estaba anonadado al ver transferida la ilimitada codicia de Roma por lo ilegal al mundo de los brokers neoyorkino, repleto de vendedores de Queens.
Era el escenario entre los malandrines financieros de Nueva York listos para pasar el mejor momento de sus vidas mientras se enceguecían frente a las consecuencias que lo conducían allí. “A fines de los ochenta y principios de los noventa, Wall Street carecía de toda regulación que parecía el lejano oeste”, cuenta DiCaprio. “Y Joedan Belfort era uno de esos lobos que se aprovechaban de esas falencias para amasar enormes fortunas. Para mí, su historia parecía plasmar ese momento en particular cuando a nuestras instituciones financieras les fue mal”.
A DiCaprio también le simpatizaba la espontánea honestidad de Belfort sobre la cuota de éxtasis que encuentra al alcance de su mano –el dinero que circulaba tan libremente, la gente teniendo relaciones sobre pilas de dinero, hasta que todo lo exorbitante se volvía común. “Lo que era realmente fascinante era la total franqueza con respecto a cada uno de sus locos esfuerzos. No se contenía en nada. No andaba con rodeos. No tenía remordimientos sobre su codicia de riqueza o su consumo desmedido –y yo sentí que esa era la base para un personaje fascinante. Y el hecho de que, al final, tuvo que pagar el precio, completaba una gran historia”.
Antes de ser acusado por fraude de valores bursátiles y lavado de dinero, llevaba una vida del más alto nivel barroco y orgiástico que alguien pueda imaginar: volaba su helicóptero personal, manejaba 6 autos de lujo, navegaba un yate de 167 pies, antigua propiedad de Coco Chanel, sus gastos de hotel, prostitutas y consumo diario de quaalude, cocaína y morfina alcanzaban los $700,000.
Luego, lo perdió todo. Con todo el tiempo de sobra para reflexionar, comenzó a volcar su vida en un libro, donde revelaba cada paso deslumbrante del modo en que inició una agencia de corredores de acciones baratas en el garaje, la que se convirtió en la máxima agencia en realizar el fraude bursátil de “pump and dump” (brokers charlatanes inflaban los precios de las acciones, luego el precio de las acciones sobrevaloradas acciones cae y los inversores pierden su dinero), después llevó una vida liderada por sus apetitos. Escrita con la sensibilidad neoyorkina irreverente, los críticos elogiaron el ritmo ascendente y el toque cómico, y algunos lo vieron como una historia consumada de la locura moderna por el dinero que abraza a Norteamérica.
Puede que Belfort no haya formado parte de la mafia, pero muchos lo vieron como a un gánster financiero. Mientras sus clientes sufrían pérdidas catastróficas, él y sus amigos se hacían pasar por bandidos –públicamente revelaban su botín, lo que generó que la revista Forbes llame a Belfort “una especie de Robin Hood que roba a los ricos y se lo da a él mismo”.
“Es una especie de gánster modern”, dice Joey McFarland de Red Granite Pictures, quien se unió a al equipo de producción conformado por Scorsese, DiCaprio, Riza Aziz y Emma Kaskoff. “Él no es la clase de gánster violent que conocemos de otras película, pero sí la clase de gánster que encuentra la forma de manipular el sistema en Wall Street, de alimentar su propia codicia y de aprovecharse de la gente. Del mismo modo que Goodfellas era la historia de una pandilla de barrio, pienso que ésta es similar. Sin embargo, este barrio viene a ser Wall Street.
Y la gente a la que estafan no son dueños de tiendas locales, sino que millones de personas comunes en la intimidad de sus hogares”. Eso, dice McFarland, hizo que Martin Scorsese, cuyas películas intensas y audaces han sido entrelazadas en el tejido de la historia del cine, fuera una combinación inigualable con el material. Él estaba especialmente entusiasmado de ver cómo el director abordaba la historia alegremente sin límites e incrementaba el tono de comedia negra.
El modo en que Marty hizo la película; es muy divertida”, dice. Tienes sexo, drogas y dinero, tienes este viaje tumultuoso, y aun así continuamente hay humor mezclado con muchas emociones. El estilo que Marty aporta a la película hace que sea un suceso de proporciones épicas. Cada vez que tenemos a Marty y a leo juntos es todo un acontecimiento –pero con este material provocador y atrevido, es algo especial”.
La productora Emma Tillinger Koskoff, la presidenta de producción de Sikelia Productions que trabaja con Scorsese en todos los aspectos de sus proyectos para cine y televisión, agrega, “Cuando Marty y yo leímos el guión por primera vez, de inmediato supimos que queríamos hacer esta película. En cuanto al ámbito, este film es parecido a CASINO –la historia está contada en ese ritmo staccato clásico de Scorsese. Yo sabía que la audaz e inflexible dirección de Scorsese sería ideal para este objetivo”.
DiCaprio sintió lo mismo. “Desde el principio, no podía dejar de pensar en Marty para este material”, explica. “Tiene la habilidad de aportarle realidad, vida y sentido de comedia a la oscuridad de la historia, y eso es algo que muy, pero muy pocos cineastas pueden lograr. Siempre me acuerdo de Marty diciéndome que Goofellas era una comedia negra, así que por eso fue que lo convoqué originalmente”.
Aún así, todos los que estaban involucrados con el proyecto fueron sorprendidos por la pura audacia del salto de Scorsese a la completa corrupción. El guionista Terence Winter resume, “Cuando vi la película por primera vez, me quedé boquiabierto. Es decir, era exactamente lo que yo había escrito; aún no podía creer el nivel de locura, intensidad y diversión. Sólo el nivel al que todos estos actores se comprometieron, particularmente Leo, es sorprendente. Obviamente, Marty tiene ese don de poder tomar algo de una página y ponerlo en una obra maestra narrativa visual. Creó un tsunami de locura”.
LA TRADICIÓN GÁNSTER. . . SE HA VUELTO LOCA
Para Martin Scorsese, la historia de Jordan Belfort significaba la posibilidad de ir a lugares que nunca había visitado antes como cineasta –adentrar en los extremos más cómicos del comportamiento humano de la vida real.
“La historia de Jordan encaja directamente en la fascinación norteamericana con la subida y la caída, la tradición gánster”, dice el director. Aun así, Jordan tomó la tradición gánster y le dio un giro. En vez de esconderse de la ley, él hace ostentación de su riqueza ilegal en todas las formas que uno pueda imaginarse, y algunas inimaginables, prácticamente rogando por la
merecida caída de su mini imperio.
Scorsese también vio la oportunidad de dar un paseo sumamente entretenido por el circuito del éxtasis financiero, la locura y el desastre que parece repetirse una y otra vez en la economía norteamericana.
“Como alguien a quien le gusta la historia, me sorprendió y maravilló el hecho de que las mismas cosas continúen sucediendo una y otra vez”, comenta el director. “Hay períodos de auge financiero con una especia de euforia donde parece que todo el mundo se va a enriquecer y que todo va a ser genial, y luego todo se derrumba, y uno toma conciencia de que sólo algunos se estaban enriqueciendo a costa de otros. Sucedió en la época dorada a fines del siglo XIX. Pasó en 1929 y en 1987, que es donde nuestra película se lleva a cabo nuestra película. Esto sucedió a finales del siglo con el estallido de las punto.com, cosa que volvió a suceder en 2008. Y pronto podría volver a pasar”.
Además, Belfort encanjó en un tipo de personaje que a Scorsese le ha atraído a lo largo de su carrera –hombres golpeados por la ambición de la manera más humana y seductoramente viciada, hombres que alcanzan el éxito por sí mismo y aun así no pueden escapar al laberinto moral.
“Jordan es alguien que lleva una vida para nada ejemplar, que era, en cierto modo, bastante innoble”, dice Scorsese. “No porque quisiera lastimar a nadie, sino porque esto es lo que él aprende del mundo que lo rodea. Así que esto es algo que siempre me atrajo, y me resulta interesante –gente como Jordan o Jake LaMotta o el personaje de Joe Pesci en ‘Goodfellas.’ La gente trata de alejarse de ese tipo de personajes: es diferente, no es como yo. Pero en realidad, no siento que sea diferente. Somos nosotros. Somos tú y yo, y si hemos nacido bajo diferentes circunstancias, tal vez nos hemos irritado al cometer los mismos errores, y elecciones y haciendo exactamente las mismas cosas. Me interesa reconocer aquella parte de estos personajes que llevamos dentro porque forma parte de nuestra humanidad, y tenemos que lidiar con eso”.
Scorsese sí vio todo esto plasmado en el guión de Terence Winter. Winters es conocido por su trabajo ganador del premio Emmy “The Sopranos” y por el éxito de la miniserie de la era Prohibition “Boardwalk Empire”, de la cual Scorsese fue el productor ejecutivo, pero también trabajó para Merrill Lynch en los ochenta. Por lo tanto, fue capaz de entrelazar el conocimiento íntimo del mundo financiero con cierta inclinación para escribir sobre el encanto y los peligros de la buena vida. Comenzó su investigación yendo directamente a la fuente, reuniéndose varias veces con Belfort.
“Jordan fue increíblemente sociable”, recuerda Winter. “El libro no esconde nada, y personalmente es incluso más abierto. Contó todos los detalles sobre el consumo de drogas las orgías, las relaciones y, en realidad, sobre todo. Fue un libro abierto. A partir de allí, entrevisté a sus padres, su ex-mujer, los agentes del FBI que lo capturaron, la gente que trabajó para él y algunas de las personas que estafó”.
Pronto, Winter armó un retrato multidimensional de Belfort en su cabeza, “La genialidad, por así decirlo, de Jordan es que es extremadamente seductor –es divertido, inteligente y también puede subestimarse de manera encantadora. Y creo que así también es la gente que trabajó para él. Sabes, esta era gente tan encantadora que por un momento uno olvida que, en realidad, estaban estafando a todo el mundo”.
Agrega, “Lo que me resultó interesante es que te hace decir, ‘por la gracia de Dios, soy lo que soy’. Jordan comenzó siendo un chico común de Queens. Sus padres eran contadores, y todo lo que quería era hacer el bien, alcanzar el éxito como todo el mundo y luego, cayó en una terrible madriguera de conejos. Tenía estos dones naturales para las ventas, pero se vio corrompido por el sistema hasta que empezó a alimentarse de él. Me pareció la historia de un chico sano que se convierte en un monstruo financiero”.
Pronto ese monstruo tuvo un deseo insaciable y desmedido de cada chiche y placer conocido por la raza humana. “Esta no es una simple historia sobre el ascenso y la caída de un tipo que robó dinero en Wall Street. Es también la historia de un tipo cuya vida de pronto e increíblemente estaba repleta de locuras que eran provocados por su obsesión con el sexo y las drogas. Básicamente era adicto a todo lo que el ser humano puede volverse adicto”, destaca Winter. “Y quería más, más, más. Más drogas. Más mujeres. El yate más grande. Casas por todos lados. Y todo salió de control. Parte de la diversión era tratar de crear esta montaña rusa de locura.
En este momento, Winter ve esta cantidad de locura particularmente atrapante, tras la crisis financiera mundial que expuso a la corrupción por todos lados –y alteró la imagen pública de Wall Street para siempre. “Acá estamos, en 2013, cinco años más después del colapso increíble de nuestra economía, e increíblemente muchos de los responsables siguen ocupando puestos importantes”, señala Winter. “Así que deberíamos preguntarnos si aún no hemos aprendido algo”.
DiCaprio estaba entusiasmado por el guión de Winter. “Terry escribió un guión que plasmaba todos los momentos más locos de la vida de Jordan –y con mucho estilo lo escribió para Martin Scorsese. Además, me dio alguno de los diálogos más maravillosos que jamás tuve la oportunidad de decir como actor. Estamos súper agradecidos por su adaptación, ya que les dio muchos matices a todos estos personajes y le dio color como nadie lo hubiera hecho”
ACERCA DE LA PRODUCCIÓN
“Mi nombre es Jordan Belfort. El año en que cumplí 26 hice 49 millones de dólares, lo que realmente me molestó ya que faltaron tres para ser un millón por semana”.
El director Martin Scorsese ha excavado el terreno del drama policial norteamericano desde varios ángulos, pero con El Lobo de Wall Street va directo al punto con una historia del mundo, extravagante y lleno de humor negro, de nuestra variedad más contemporánea de delitos de extorsión: las altas finanzas. El resultado es un viaje épico a la intoxicación –intoxicación por codicia, adrenalina, sexo, drogas y la constante ganancia de dinero fácil.
Basada en la verdadera historia de Jordan Belfort (el tres veces nominado al premio de la Academia Leonardo DiCaprio), El Lobo de Wall Street, se centra en el estrepitoso ascenso y el descenso de la constante búsqueda de placer del agente de bolsa neoyorkino quien, junto con su alegre grupo de brokers, hace una enorme fortuna estafando a inversores en sumas millonarias. La película sigue la salvaje carrera de Belfort en su transformación desde el joven honrado que se iniciaba en Wall Street hasta convertirse en el agente de bolsa y pirata de OPV totalmente corrompido. Habiendo amasado rápidamente una fortuna desmedida, Jordan la gasta en una infinita variedad de afrodisíacos: mujeres, Quaaludes, cocaína, autos, su mujer supermodelo y una legendaria vida de ambición y adquisición que no tiene límites. Pero incluso a medida que la empresa de Belfort, Stratton Oakmont, crece vertiginosamente al extremo de la gratificación hedonística, la SEC (Securities and Exchange Commission es la agencia federal encargada de la supervisión de los mercados financieros) y el FBI están dirigiendo su atención hacia su imperio de excesos.
Paramount Pictures y Red Granite Pictures presentan una producción de Appian Way y Sikelia Production, para una producción de Emjag Production de una película de Martin Scorsese, EL LOBO DE WALL STREET, protagonizada por Leonardo DiCaprio, Jonah Hill, Margot Robbie, Matthew McConaughey, Kyle Chandler, Rob Reiner, Jon Favreau y Jean Dujardin. El film está dirigido por Martin Scorsese a partir del guión de Terence Winter, basado en el libro autobiográfico de JordanBelfort. La producción está a cargo de Scorsese, DiCaprio, Riza Aziz, Joey McFarland y Emma Koskoff, y la producción ejecutiva, a cargo de Alexandra Milchan, Rick Yorn, Irwin Winkler, Danny Dimbort, Joel Gotler y Georgia Kacandes.
LA EXHUBERANTE VIDA DE UN MALANDRÍN DE WALL STREET
“La historia era para mí como una Calígula moderna”, dice Leonardo DiCaprio, el actor principal y productor de la película que luchó durante años para hacer El Lobo de Wall Street. DiCaprio no puede evitar comparar a Jordan Belfort con el emperador romano más pervertido y terriblemente indulgente, pero estaba anonadado al ver transferida la ilimitada codicia de Roma por lo ilegal al mundo de los brokers neoyorkino, repleto de vendedores de Queens.
Era el escenario entre los malandrines financieros de Nueva York listos para pasar el mejor momento de sus vidas mientras se enceguecían frente a las consecuencias que lo conducían allí. “A fines de los ochenta y principios de los noventa, Wall Street carecía de toda regulación que parecía el lejano oeste”, cuenta DiCaprio. “Y Joedan Belfort era uno de esos lobos que se aprovechaban de esas falencias para amasar enormes fortunas. Para mí, su historia parecía plasmar ese momento en particular cuando a nuestras instituciones financieras les fue mal”.
A DiCaprio también le simpatizaba la espontánea honestidad de Belfort sobre la cuota de éxtasis que encuentra al alcance de su mano –el dinero que circulaba tan libremente, la gente teniendo relaciones sobre pilas de dinero, hasta que todo lo exorbitante se volvía común. “Lo que era realmente fascinante era la total franqueza con respecto a cada uno de sus locos esfuerzos. No se contenía en nada. No andaba con rodeos. No tenía remordimientos sobre su codicia de riqueza o su consumo desmedido –y yo sentí que esa era la base para un personaje fascinante. Y el hecho de que, al final, tuvo que pagar el precio, completaba una gran historia”.
Antes de ser acusado por fraude de valores bursátiles y lavado de dinero, llevaba una vida del más alto nivel barroco y orgiástico que alguien pueda imaginar: volaba su helicóptero personal, manejaba 6 autos de lujo, navegaba un yate de 167 pies, antigua propiedad de Coco Chanel, sus gastos de hotel, prostitutas y consumo diario de quaalude, cocaína y morfina alcanzaban los $700,000.
Luego, lo perdió todo. Con todo el tiempo de sobra para reflexionar, comenzó a volcar su vida en un libro, donde revelaba cada paso deslumbrante del modo en que inició una agencia de corredores de acciones baratas en el garaje, la que se convirtió en la máxima agencia en realizar el fraude bursátil de “pump and dump” (brokers charlatanes inflaban los precios de las acciones, luego el precio de las acciones sobrevaloradas acciones cae y los inversores pierden su dinero), después llevó una vida liderada por sus apetitos. Escrita con la sensibilidad neoyorkina irreverente, los críticos elogiaron el ritmo ascendente y el toque cómico, y algunos lo vieron como una historia consumada de la locura moderna por el dinero que abraza a Norteamérica.
Puede que Belfort no haya formado parte de la mafia, pero muchos lo vieron como a un gánster financiero. Mientras sus clientes sufrían pérdidas catastróficas, él y sus amigos se hacían pasar por bandidos –públicamente revelaban su botín, lo que generó que la revista Forbes llame a Belfort “una especie de Robin Hood que roba a los ricos y se lo da a él mismo”.
“Es una especie de gánster modern”, dice Joey McFarland de Red Granite Pictures, quien se unió a al equipo de producción conformado por Scorsese, DiCaprio, Riza Aziz y Emma Kaskoff. “Él no es la clase de gánster violent que conocemos de otras película, pero sí la clase de gánster que encuentra la forma de manipular el sistema en Wall Street, de alimentar su propia codicia y de aprovecharse de la gente. Del mismo modo que Goodfellas era la historia de una pandilla de barrio, pienso que ésta es similar. Sin embargo, este barrio viene a ser Wall Street.
Y la gente a la que estafan no son dueños de tiendas locales, sino que millones de personas comunes en la intimidad de sus hogares”. Eso, dice McFarland, hizo que Martin Scorsese, cuyas películas intensas y audaces han sido entrelazadas en el tejido de la historia del cine, fuera una combinación inigualable con el material. Él estaba especialmente entusiasmado de ver cómo el director abordaba la historia alegremente sin límites e incrementaba el tono de comedia negra.
El modo en que Marty hizo la película; es muy divertida”, dice. Tienes sexo, drogas y dinero, tienes este viaje tumultuoso, y aun así continuamente hay humor mezclado con muchas emociones. El estilo que Marty aporta a la película hace que sea un suceso de proporciones épicas. Cada vez que tenemos a Marty y a leo juntos es todo un acontecimiento –pero con este material provocador y atrevido, es algo especial”.
La productora Emma Tillinger Koskoff, la presidenta de producción de Sikelia Productions que trabaja con Scorsese en todos los aspectos de sus proyectos para cine y televisión, agrega, “Cuando Marty y yo leímos el guión por primera vez, de inmediato supimos que queríamos hacer esta película. En cuanto al ámbito, este film es parecido a CASINO –la historia está contada en ese ritmo staccato clásico de Scorsese. Yo sabía que la audaz e inflexible dirección de Scorsese sería ideal para este objetivo”.
DiCaprio sintió lo mismo. “Desde el principio, no podía dejar de pensar en Marty para este material”, explica. “Tiene la habilidad de aportarle realidad, vida y sentido de comedia a la oscuridad de la historia, y eso es algo que muy, pero muy pocos cineastas pueden lograr. Siempre me acuerdo de Marty diciéndome que Goofellas era una comedia negra, así que por eso fue que lo convoqué originalmente”.
Aún así, todos los que estaban involucrados con el proyecto fueron sorprendidos por la pura audacia del salto de Scorsese a la completa corrupción. El guionista Terence Winter resume, “Cuando vi la película por primera vez, me quedé boquiabierto. Es decir, era exactamente lo que yo había escrito; aún no podía creer el nivel de locura, intensidad y diversión. Sólo el nivel al que todos estos actores se comprometieron, particularmente Leo, es sorprendente. Obviamente, Marty tiene ese don de poder tomar algo de una página y ponerlo en una obra maestra narrativa visual. Creó un tsunami de locura”.
LA TRADICIÓN GÁNSTER. . . SE HA VUELTO LOCA
Para Martin Scorsese, la historia de Jordan Belfort significaba la posibilidad de ir a lugares que nunca había visitado antes como cineasta –adentrar en los extremos más cómicos del comportamiento humano de la vida real.
“La historia de Jordan encaja directamente en la fascinación norteamericana con la subida y la caída, la tradición gánster”, dice el director. Aun así, Jordan tomó la tradición gánster y le dio un giro. En vez de esconderse de la ley, él hace ostentación de su riqueza ilegal en todas las formas que uno pueda imaginarse, y algunas inimaginables, prácticamente rogando por la
merecida caída de su mini imperio.
Scorsese también vio la oportunidad de dar un paseo sumamente entretenido por el circuito del éxtasis financiero, la locura y el desastre que parece repetirse una y otra vez en la economía norteamericana.
“Como alguien a quien le gusta la historia, me sorprendió y maravilló el hecho de que las mismas cosas continúen sucediendo una y otra vez”, comenta el director. “Hay períodos de auge financiero con una especia de euforia donde parece que todo el mundo se va a enriquecer y que todo va a ser genial, y luego todo se derrumba, y uno toma conciencia de que sólo algunos se estaban enriqueciendo a costa de otros. Sucedió en la época dorada a fines del siglo XIX. Pasó en 1929 y en 1987, que es donde nuestra película se lleva a cabo nuestra película. Esto sucedió a finales del siglo con el estallido de las punto.com, cosa que volvió a suceder en 2008. Y pronto podría volver a pasar”.
Además, Belfort encanjó en un tipo de personaje que a Scorsese le ha atraído a lo largo de su carrera –hombres golpeados por la ambición de la manera más humana y seductoramente viciada, hombres que alcanzan el éxito por sí mismo y aun así no pueden escapar al laberinto moral.
“Jordan es alguien que lleva una vida para nada ejemplar, que era, en cierto modo, bastante innoble”, dice Scorsese. “No porque quisiera lastimar a nadie, sino porque esto es lo que él aprende del mundo que lo rodea. Así que esto es algo que siempre me atrajo, y me resulta interesante –gente como Jordan o Jake LaMotta o el personaje de Joe Pesci en ‘Goodfellas.’ La gente trata de alejarse de ese tipo de personajes: es diferente, no es como yo. Pero en realidad, no siento que sea diferente. Somos nosotros. Somos tú y yo, y si hemos nacido bajo diferentes circunstancias, tal vez nos hemos irritado al cometer los mismos errores, y elecciones y haciendo exactamente las mismas cosas. Me interesa reconocer aquella parte de estos personajes que llevamos dentro porque forma parte de nuestra humanidad, y tenemos que lidiar con eso”.
Scorsese sí vio todo esto plasmado en el guión de Terence Winter. Winters es conocido por su trabajo ganador del premio Emmy “The Sopranos” y por el éxito de la miniserie de la era Prohibition “Boardwalk Empire”, de la cual Scorsese fue el productor ejecutivo, pero también trabajó para Merrill Lynch en los ochenta. Por lo tanto, fue capaz de entrelazar el conocimiento íntimo del mundo financiero con cierta inclinación para escribir sobre el encanto y los peligros de la buena vida. Comenzó su investigación yendo directamente a la fuente, reuniéndose varias veces con Belfort.
“Jordan fue increíblemente sociable”, recuerda Winter. “El libro no esconde nada, y personalmente es incluso más abierto. Contó todos los detalles sobre el consumo de drogas las orgías, las relaciones y, en realidad, sobre todo. Fue un libro abierto. A partir de allí, entrevisté a sus padres, su ex-mujer, los agentes del FBI que lo capturaron, la gente que trabajó para él y algunas de las personas que estafó”.
Pronto, Winter armó un retrato multidimensional de Belfort en su cabeza, “La genialidad, por así decirlo, de Jordan es que es extremadamente seductor –es divertido, inteligente y también puede subestimarse de manera encantadora. Y creo que así también es la gente que trabajó para él. Sabes, esta era gente tan encantadora que por un momento uno olvida que, en realidad, estaban estafando a todo el mundo”.
Agrega, “Lo que me resultó interesante es que te hace decir, ‘por la gracia de Dios, soy lo que soy’. Jordan comenzó siendo un chico común de Queens. Sus padres eran contadores, y todo lo que quería era hacer el bien, alcanzar el éxito como todo el mundo y luego, cayó en una terrible madriguera de conejos. Tenía estos dones naturales para las ventas, pero se vio corrompido por el sistema hasta que empezó a alimentarse de él. Me pareció la historia de un chico sano que se convierte en un monstruo financiero”.
Pronto ese monstruo tuvo un deseo insaciable y desmedido de cada chiche y placer conocido por la raza humana. “Esta no es una simple historia sobre el ascenso y la caída de un tipo que robó dinero en Wall Street. Es también la historia de un tipo cuya vida de pronto e increíblemente estaba repleta de locuras que eran provocados por su obsesión con el sexo y las drogas. Básicamente era adicto a todo lo que el ser humano puede volverse adicto”, destaca Winter. “Y quería más, más, más. Más drogas. Más mujeres. El yate más grande. Casas por todos lados. Y todo salió de control. Parte de la diversión era tratar de crear esta montaña rusa de locura.
En este momento, Winter ve esta cantidad de locura particularmente atrapante, tras la crisis financiera mundial que expuso a la corrupción por todos lados –y alteró la imagen pública de Wall Street para siempre. “Acá estamos, en 2013, cinco años más después del colapso increíble de nuestra economía, e increíblemente muchos de los responsables siguen ocupando puestos importantes”, señala Winter. “Así que deberíamos preguntarnos si aún no hemos aprendido algo”.
DiCaprio estaba entusiasmado por el guión de Winter. “Terry escribió un guión que plasmaba todos los momentos más locos de la vida de Jordan –y con mucho estilo lo escribió para Martin Scorsese. Además, me dio alguno de los diálogos más maravillosos que jamás tuve la oportunidad de decir como actor. Estamos súper agradecidos por su adaptación, ya que les dio muchos matices a todos estos personajes y le dio color como nadie lo hubiera hecho”
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