“El Amparo, para mí, fue eso: una transición a entender que hay un poder —no importa de dónde venga, es poder— que te puede aplastar de buenas a primeras si no le convienes".
Rober Calzadilla, director de El Amparo.
“Es un drama tenso que esquiva de manera inteligente y sabia las trampas potenciales de la recreación histórica".
The Hollywood Reporter
Después de un prometedor recorrido por festivales internacionales de cine como el Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz, el Festival de Cine de Sao Pablo, el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (La Habana), el Festival de Cine de Milán y ser la candidata por Venezuela a los Goya 2018 como Mejor película Iberoamericana, El Amparo llega a las salas de cine de Bogotá, Medellín, Bucaramanga, Cúcuta y Cali el próximo jueves 28 de noviembre gracias a la Distribuidora de Cine Comunitario, Alternativo e Independiente Distrito Pacífico.
La frontera entre Venezuela y Colombia ha sido testigo y escenario de millones de historias desgarradoramente trágicas desde hace años, prueba de esto es la masacre de los pescadores ocurrida el 29 de octubre de 1988 en un pueblo amazónico de Venezuela que inspira la creación de la obra de teatro y posterior película, El Amparo, del director Rober Calzadilla, la guionista Karin Valecillos y las productoras Caja Negra, Películas Prescindibles y Tumbarrancho Films.
A dicha masacre sobrevivieron únicamente 2 de 16 hombres que se embarcaron con la intención de llevar a cabo una jornada de pesca y es precisamente a través de la voz de Chumba y de Pinilla, quienes son acusados de guerrilleros colombianos, que se comparte esta historia llena de injusticia e impunidad al mundo, en donde es importante resaltar que incluso ahora, 30 años después, no se ha efectuado una sanción a los responsables de la masacre ni se ha reparado en ninguno de los 6 gobiernos posteriores a las víctimas y familiares habitantes de El Amparo a pesar de las exigencias persistentes de estos dos hombres.
Con esta historia Calzadilla debuta en el formato de largometraje y el mundo lo ha recibido con las puertas abiertas y numerosos reconocimientos, muchos de ellos en la categoría de “Mejor Película”.
Justamente uno de los comentarios más memorables que ha recibido el director sobre su película fue en el marco del Festival de cine Francés, Biarritz, en donde una señora le señala “Es una película que te comienza a envolver y envolver hasta que te olvidas de que estás viendo una película y llegas a dudar de ellos. Pero luego dices «Esto no puede ser, no pueden ser guerrilleros». Y como estás metida en la historia empiezas a sentir calor, el calor del otro, y ya las palabras no importan porque lo que sientes son estremecimientos”. Y posteriormente, en el Festival de Miami ocurrió otro paso inolvidable a través de la respuesta de José Miguel Vivanco (Corte Interamericana de Derechos Humanos) a la incertidumbre de Calzadilla hacia la impunidad prolongada del caso, afirmando que no existe ningún lugar en Latinoamérica en donde los militares rindan cuentas a los civiles.
Finalmente, uno de los propósitos más claros de la película es el generar preguntas y poner, también desde su narrativa, en duda la veracidad de la historia y sus versiones.
SINOPSIS
Pinilla y Chumba, dos pescadores de El Amparo, un pueblo a orillas del río Arauca - en la frontera con Colombia, son llamados para un trabajo junto a otros 14 hombres, pero son atacados y solo ellos dos sobreviven, por lo que son acusados de guerrilleros ante el ejército, pero al ir a buscarlos son defendidos por los pobladores que creen en su inocencia.
NOTA DEL DIRECTOR
Años después de vivir como espectador la masacre de El Amparo a través de las noticias difundidas por la televisión venezolana, trabajé como camarógrafo en una ONG de Derechos Humanos, allí hice una entrevista para un reportaje publicado en 2008 a Chumba y Pinilla, los dos sobrevivientes del mencionado acontecimiento, al conocerlos me conecte inmediatamente con sus historias, motivado por ese encuentro, converse con mi amiga, la dramaturga Karin Valecillos y a partir de ese momento surgió la idea de hacer “29.10.88”, obra de teatro en la que actúe. Al estrenarla nos dimos cuenta que teníamos una película por hacer: el argumento tenía sentido, había algo importante que contar.
Entonces comenzó el experimento, y lo que al comienzo supuso una adaptación, fue tomando cuerpo, sonido e imagen y exigiendo su propia autonomía como historia.
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