Bogotá es la capital de la República de Colombia con una población de casi diez millones de habitantes.
Uno de los lugares más atractivos de la ciudad es el conocido centro histórico, un espacio donde conviven cuatro siglos de arquitectura creando un paisaje único resguardado por los dos cerros más emblemáticos de la ciudad: Guadalupe y Monserrate. Es una zona donde se sitúan diferentes museos con un amplio legado artístico y cultural, convirtiéndola en una de las localidades más visitadas por los turistas.
Son más de 500 manzanas en donde casi que en cada esquina se puede ver la lucha de la gente realizando múltiples oficios para llevar algo de pan a sus casas: una señora vende jugos de naranja, otra el salpicón y la oblea, un hombre sin dientes se gana la vida como lustrabotas, otros a través del arte como caricaturistas, humoristas, trovadores, pintores… Esta gran cantidad de calles de esta metrópolis fría y misteriosa, alberga también las grandes obras de los artistas callejeros (grafiteros) que se han adueñado con los colores llamativos y sus trazos precisos plasmados con aerosol.
Pero en un mundo tan amplio también hay otro tipo de artistas, no de artes tan nobles, sino aquellos que se dedican a embaucar a la gente con los cuentos más inverosímiles. Son verdaderos maestros del engaño que operan constantemente con tal audacia y sagacidad, que logran evadirse de todos los controles para adueñarse del dinero y los objetos personales de los transeúntes, quienes los entregan voluntaria o involuntariamente sin que si quiera lo noten.
En este grupo están nuestros maestros del robo o carteristas: Fresh (Emiliano Pernía), Chucho (Carlos Bardem), Juana (Natalia Reyes) y Doggy (Duban Prado), quienes camuflados entre la fauna urbana de la zona, van a aprovechar las multitudes para abrir billeteras, carteras y bolsillos con estrategias de distracción que les permiten efectuar con éxito estas acciones. Tenga cuidado, quizá no note que su celular ya no está en la chaqueta.
“Filmamos en algunas partes bastante peligrosas de la ciudad e hicimos mucha filmación de estilo guerrilla donde colocamos a los actores entre personas reales y los filmamos con miembros del equipo ocultos.
Siempre estuve preocupado de que la gente no se diera cuenta de que estos eran actores que desempeñaban un papel y que tendríamos problemas con la policía, pero al final lo logramos sin problema”, asegura Peter Webber, director de la película.
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