La virtuosa bailarina rusa Svetlana Zakharova, en una magistral interpretación de esta inmortal obra romántica
Sin duda alguna, uno de los grandes componentes de la danza clásica, es el romanticismo. Las historias de amores imposibles, mágicos y algunos con finales trágicos, han sido materia de inspiración de coreógrafos y músicos, para darle vida a exquisitas obras que, con el paso del tiempo se constituyen en anhelos de interpretación para toda compañía de danza.
Hacia 1840 la corriente artística del romanticismo estaba en gran furor en Europa. Théophile Gautier, poeta, periodista, crítico literario y arqueólogo francés, había quedado fascinado con el bello libro de mitos alemanes publicado por el gran escritor alemán Heinrich Heine, quizás uno de los últimos autores puros de este género.
Gautier contactó al famoso libretista y dramaturgo francés Jules-Henri Vernoy y le expresó su sueño de hacer un ballet con el argumento de aquel libro, donde aparecían hadas etéreas, genios de las aguas y willis (seres espirituales que habitan los bosques). Al poco tiempo, el compositor galo Adolphe Adam finalizó la partitura, que sirvió de fondo a la coreografía creada por el coreógrafo Jules Perrot para su esposa, la bailarina italiana Carlota Grissi.
De esta forma, nació el ballet Giselle, una obra de dos actos, que después de su estreno en 1841 en la Ópera de París, se constituyó en pieza fundamental de la danza clásica, tanto por el tratamiento de los ideales románticos como por el empleo de la más refinada técnica teatral del siglo XIX.
Esta magistral obra relata la historia de Giselle, una joven campesina y bailarina, que se enamora del apuesto conde Albrecht. Los amantes no saben nada el uno del otro; él le oculta que está comprometido y ella que sufre de un corazón enfermo y que bailar podría matarla. Cuando Giselle descubre la traición de su amado, su corazón deja de latir. En contra de su voluntad, su fantasma se une a los Willis, unos espíritus que atormentan a Albrecht y de quienes ella trata de salvarlo.
Como la mayoría de los ballets románticos, el desarrollo y protagonismo de Giselle recae en la prima ballerina, lugar que han ocupado las más excepcionales representantes solistas en la historia, entre otras como Carlota Grissi, Fanny Elssler, Anna Pavlova, Markova, Alicia Alonso y la rusa Svetlana Zakharova, esta última, considerada como una de las más importantes bailarinas contemporáneas, admirada por su exquisita técnica, sus extrema flexibilidad y musicalidad.
En Colombia el inmortal ballet Giselle, con la coreografía del maestro ruso Yuri Grigorovich y la interpretación de la virtuosa Zakharova, será presentada directamente desde Moscú por el Ballet Bolshoi, en única función el próximo domingo 25 de marzo, a través de las pantallas de Cine Colombia en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Cartagena, Bucaramanga, Ibagué, Villavicencio, Pereira y Manizales.
Las entradas para disfrutar del ballet Giselle están en preventa a través de diferentes medios: taquillas de los teatros, Call Center, sitio web (www.cinecolombia.com) o la aplicación móvil de Cine Colombia. Los precios oscilan entre los $ 15 mil y los $ 36 mil (varían según teatro).
Todas las funciones inician a las 12:00 p.m.
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