Alejandro Aguilar en Destinos
CONSTRUYENDO SERES HUMANOS EN LA PANTALLA GRANDE
‘Destinos’, cinta que se estrena el próximo jueves 1º. de septiembre, es su primera experiencia como productor en la que además actúa y cuestiona acerca de la cita que cada quien tiene con su destino. Pero también sobre la industria del cine, que crece a pesar de la falta de formación del público. Junto a Alejandro Aguilar, actúan en la cinta Angélica Blandón, Manuel Sarmiento, Andrés Felipe Torres, Diego Ramírez Hoyos, Jennifer Arenas y Mila Martínez, entre otros.
Un día Alejandro Aguilar tomó una decisión: dedicarse a hacer cine en toda la amplitud del verbo y a sus 34 años ya cuenta con 15 películas. Pero si podía actuar ¿por qué no también producir y dirigir? Poco a poco cada una de esas facetas se ha ido cumpliendo y ahora está a punto de ver nacer Destinos, una cinta de la que cual es actor y productor, aunque detesta los rótulos.
Sobre cómo nació esta cinta cuenta que luego de hacer 180 segundos con el director Alexander Giraldo decidieron trabajar otro proyecto juntos: Destinos.
“Alex ya tenía concebida la idea y luego de un par de charlas en las que hablamos de ciertos perfiles de los personajes -aquí siento que hubo un par de guiños en homenaje a mi vida porque fui cotero- nos pareció bacano tener el mismo elenco, así que contactamos a varios que sobra decir hicieron la película más por amor a sus carreras que por la plata. Sin ellos hubiera sido imposible hacerla”.
En su faceta de actor dentro de la película Alejandro le da vida a Luis, un obrero de construcción que además es árbitro de fútbol aficionado y que consagra su vida a cuidar a su mamá, quien sufre de Alzheimer. Su preparación del personaje fue tan concienzuda que el tono de piel y las manos fuertes y callosas que se le ven en Destinos no son producto del maquillaje, sino de un trabajo de mes y medio como obrero.
“Trabajé en una obra clandestina y en una profesional y hasta me pagaban. Para el arbitraje conté con dos profesionales con los que aprendí cómo se mueven o hasta dónde llega el árbitro para estar en la jugada. Estas son algunas de las ventajas de tener nueve meses para preparar un personaje”.
Algo que cautivó a Aguilar de Destinos es que es una película que rinde homenaje a los oficios invisibles de los seres humanos en la sociedad y habla de lo cotidiano. “Me pareció genial arriesgarnos a eso en un país que busca otro tipo de cosas, porque creo que también es necesario hablar de personas comunes y corrientes”.
Aquí destaca la importancia de no trabajar con estereotipos y si construir arquetipos:
“Se nos volvió costumbre que al pobre hay que mostrarlo sucio, que si trabaja en la plaza entonces habla feo ¿por qué? Uno no puede generalizar y siento que hay cierta exageración de ese tipo de personajes por eso es más importante trabajar en el ser humano que es Luis, un hombre que vive una tragedia que lo tiene preso y es la enfermedad de su madre, que de paso lo arrastra con ella. También creo que el arbitraje es una equivocación porque universalmente el árbitro nunca gana y además tampoco es un buen árbitro”.
Aguilar destaca que todos los personajes de Destinos son seres humildes y al mismo tiempo bellos y cree que Destinos lleva a reflexionar sobre a dónde se van los sueños que no se cumplen, o que para muchos es trágico que les roben algo porque han ahorrado toda su vida para tenerlo, y otros no lo ven así porque su vida fue fácil.
“Es un espejo de nuestra sociedad porque en este país es muy difícil soñar y cuando lo haces resulta que tu sueño sólo llega hasta acá y se te acaba muy rápido. Entonces te dice: termine su vida o vuelva a comenzar, pero sepa que no todo es fácil y menos en una sociedad que es un poco facilista por momentos”.
En su faceta como productor aprendió que hacer cine en Colombia es como escalar el Everest descalzo, pero descubrió que su pasión es cada vez mayor. Entonces ¿por qué lo hizo?:
“Básicamente porque soy muy inquieto”, dice. “Me angustia mucho no hacer más nada con mi vida porque creo que al elegir un camino como el cine, donde no hay una industria muy clara, uno no se puede dar ese lujo y, si se puede, no es tan fácil. Y si voy a vivir del cine y tengo la oportunidad de experimentar y hacer otras cosas, mucho mejor”.
Aunque no faltaron los momentos difíciles para lograr terminarla como cuando se quedaron sin presupuesto y tuvo que vender su carro nuevo casi a la mitad del precio justo para conseguir recursos y a pesar de que ya había invertido un gran porcentaje del dinero ganado en una exitosa producción de televisión.
Todo esto le da pie para hacer un llamado al espectador y al gremio:
“Esta industria está en nuestras manos, tenemos que aprender a reconocernos y a no sentir vergüenza de nuestro cine. Y a mis colegas, que nos tenemos que apropiar de cada película como si fuera la nuestra, hoy soy yo y mañana son ellos. Es necesario que todos las vean y las redes de todos sirvan para ayudar en ese objetivo, para que a la gente le quede claro que todos estamos construyendo industria y esa es otra manera de construir país”.
Asegura también que hacer Destinos fue como un PHD en el que se supo lo costoso que es filmar una película en Colombia “y ahora que ya aprendimos a hacerlas falta aprender a venderlas para que la gente vaya a las salas de cine, aunque no me preocupo por el número de espectadores para no sufrir, solo quiero estrenar lo que considero fue una experiencia colectiva”.
La historia
Un boxeador quiere algo más que un triunfo. Un ex presidiario necesita retomar el rumbo tras 30 años. Un barrendero que tiene un único sueño. Un ayudante de construcción dedicado a otros. Una mujer que renuncia a la música por culpa del dolor. Estas cinco personas se darán cuenta que a veces, mirar al futuro es la única forma de recuperar el pasado.
A grandes rasgos esta es la descripción que puede hacerse de la propuesta cinematográfica del director Alexander Giraldo (180 segundos) quien retrata en Destinos, la vida simple de cinco personas con ilusiones y sueños que coinciden en preguntarse si hoy son infelices por haber desperdiciado el tiempo en el pasado y que tratan de recuperarlo y con él, sus frágiles vidas.
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