Por
Angel Galindo
Representada por primera vez en 1905, esta retadora obra de George Bernard Shaw ofrece al espectador un delirante conflicto frente a los verdaderos matices del amor, la revolución y los preceptos sociales, ahora regresa una vez más a las tablas de Londres protagonizada por el nominado al Oscar Ralph Fiennes y se verá en las salas de Cine Colombia en dos funciones exclusivas el 9 de Junio y el 12 de Junio en el ciclo alternativo del National Theatre Live.
“Man and Superman” lleva a la audiencia, en sus tres horas y veinte minutos de duración, al universo de Jack Tanner, un caballero inglés retador y anarquista que se ha hecho famoso por su manual revolucionario y sus deseos de ir en contra de los convencionalismos de la sociedad de su tiempo, pero que se verá atrapado en los juegos de seducción de una glamorosa y manipuladora heredera, de la cual ha sido convertido en cuidador junto con un noble anciano que es totalmente opuesto a Jack. Es así que mientras Jack se debate en inmensos dilemas éticos y morales, la audiencia viaja de un glamoroso barrio de Londres, pasando por una carretera de la sierra española , la versión onírica del infierno y el cielo en pleno del siglo XVIII bajo la encarnación de un sueño de Tanner en el rol de Don Juan, para terminar en un hotel paradisiaco de Granada.
Pero junto a este viaje por los mundos reales y surrealistas, el espectador también tiene la oportunidad de cuestionarse sobre la vida, la evolución, la necesidad de amar y ser amado, la dependencia emocional e incluso los tabúes de las clases sociales entre otros dilemas éticos, a través de los diálogos de Tanner (Fiennes), quien ofrece irónicas disertaciones que van entre alegría y la anarquía para preguntarse sobre el significado de lo que en verdad es ser un rebelde contra el sistema en un mundo que premia el dinero, la posición e incluso ridiculiza los sentimientos para lograr fines menos honorables.
Sin embargo lo más apasionante de esta obra es la manera como el liberador sarcasmo lograr tener más fuerza que las declaraciones poéticas y la gran sátira se impone a los convencionalismos, para hacer de la revolución solo una excusa para ser final e irremediablemente seducidos por la fuerza del sistema, envuelto en el agridulce placer del matrimonio y las relaciones sentimentales.
Es así que tanto Fiennes en su encantador papel de Tanner e Indira Varma como la tiernamente manipuladora Ann, llevan al espectador a cuestionarse sobre la magia del amor, la fuerza de los verdaderos sentimientos y la necesidad de encajar en un sistema que exige un trabajo, una institución y establece unas irreversibles pautas de comportamiento sobre cómo debería ser la vida, crueles realidades que solo son sobre llevaderas mediante el encanto del sarcasmo y como todas las reflexiones sociales, históricas y filosóficas conducen a valorar con mejores argumentos la simplicidad de la vida sin perder la capacidad de burlarse con elegancia de la tragicomedia de la existencia.
Por lo tanto “Man and Superman” en cada uno de sus cuatro actos no solo se convierte en una experiencia única para disfrutar de un teatro de gran calidad y lleno de diálogos vibrantes e irónicos sino también en una oportunidad de cuestionar que tan fuerte es la misma sensación de anarquía y salir de la sala de cine con una sutil pero contundente reflexión sobre lo que la fuerza de los sentimientos puede hacer sobre los tabúes de clases sociales, ideologías políticas e incluso sobre la existencia misma.
Una reflexión sobre su autor
George Bernard Shaw nació en Irlanda, en 1856 fue uno de los autores teatrales más prolíficos del siglo XX con más de sesenta obras de las que se resaltan “Pigmalion” (1902) y que le haría ganador del premio Oscar en 1938 por su adaptación al cine, y que tendría una nueva versión en los años cincuenta con la actuación de Audrey Herpburn , convertirían a esta obra como una sutil pero contundente crítica de la sociedad victoriana y su transición a la brutal realidad de la primera guerra mundial, así como plantear con jocosidad el juego de clases existentes en Inglaterra durante finales del siglo XIX y principios del XX.
Adicionalmente a “Pigmalion”, obras como “Cesar y Cleopatra” escrita en 1898 y llevada por Gabriel Pascal al cine en 1946, tratarían con sarcasmo y sutileza el romance entre Cesar y la última reina de Egipto; “Saint Joan”, escrita en 1898, donde haría una cruda reflexión sobre Juana de Arco y que sería llevada al cine por Otto Preminger en 1957, logrando una aclamación total por parte de la crítica especializada de su tiempo.
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