En la vertiginosa adaptación cinematográfica de la historieta de Mark Millar "Kingsman: The Secret Service" que ha realizado el talentoso Matthew Vaughn el eje de la narración está puesto tanto en el carisma de los personajes como en la precisión coreográfica de las escenas de acción ejecutadas por el elenco que encabeza Colin Firth en el papel del agente Harry Hart, secundado por los inigualables Michael Caine y Mark Strong junto a una nueva generación de prometedores estrellas, entre las que se destacan Taron Eggerton y Sophie Cookson.
Pero sin duda lo que distingue a esta novedosa vuelta de tuerca al clásico género del cine de espías es la visualización de las peleas, en donde todo puede ocurrir en la pantalla, gracias al estilo que caracteriza al director de "Kick-Ass" y "X-Men: First Class" y un toqu
e de exceso latino aportado por el excelente trabajo del argentino radicado en Los Ángeles, Guillermo Grispo, quien fue el encargado de coreografiar las escenas de acción.
Vaughn sabía muy bien lo que quería cuando lo llamó para participar en este proyecto, pues ya había trabajado con él en la película que convirtió en estrella a Chloe-Grace Moretz. Llegado a las grandes producciones cinematográficas después de haber recorrido un trayecto de perfeccionamiento en artes marciales por países como Japón y Canadá, Guillermo es hoy un diseñador de coreografías de acción experto y preciso, con una visión estética que privilegia el aspecto corporal y la destreza física de la lucha a la vez que enriquece la experiencia visual del enfrentamiento con hábiles y novedosas puestas de cámara y efectos especiales. Su carrera comenzó casi por casualidad con "300", y desde entonces ha participado como doble, coordinador o coreografo de lucha en superproducciones como "The Expendables", "Sucker Punch", "The Twilight Saga: Breaking Dawn Part 2", "Man of Steel", "Riddick" y la reciente "300: Rise of an Empire".
Al público puede sorprenderle que el laureado Colin Firth salte, gire y pegue puñetazos dignos de Jet Li cuando es conocida su resistencia a los gimnasios, pero con su dedicación profesional y una dosis inacabable de entusiasmo el nativo de Mendoza ha logrado convertirlo en una verdadera máquina de matar.
Aunque no faltan las escenas que recuerdan a "Kick-Ass", en otras la violencia aparece en la medida justa de un traje bien confeccionado: pragmática y de armoniosa hechura, tal como los que viste el actor británico a lo largo de la película y que son hechos a medida en la sastrería que sirve como fachada de los Kingsmen, la organización ultrasecreta de espías que haría palidecer de envidía al MI5 y a Scotland Yard. Harry Hart nunca pierde la calma mientras bebe su cerveza, y si se le acercan cinco forajidos con malas intenciones, sabe como liquidarlos en un par de minutos para luego volver a sentarse blandiendo elegantemente su paraguas, en un gesto que recuerda al icónico Patrick Macnee de la serie inglesa "The Avengers" de la década del '60.
Además de coreografiar los combates, algunos sumamente complicados como el que tiene lugar en una iglesia, Grispo también fue responsable de entrenar a los actores en artes marciales, de coreografiar sus movimientos y de diseñar algunos de los artefactos que usan, como por ejemplo el paraguas del agente Hart que tiene una pantalla digital en su reverso y es resistente a las balas.
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