Por
Joaquin Lepeley Salgado
Canadá es uno de los países que más trabaja el cine
independiente o el cine clase B, que no es más que producciones que
parten de buenos guiones pero que se realizan con bajos o reducidos
presupuestos.
INCH´ALLAH es una de
esas cintas que, al igual que pasa en Colombia y Latinoamérica, busca
patrocinios para poder finalizar sus películas que se irán a diferentes
festivales y mercados para buscar su consolidación en el difícil campo
de la distribución.
El director
canadiense Anaïs Barbeau-Lavalette ha querido mostrar una cara íntima
del conflicto Palestino-Israelí visto por los ojos de una doctora
canadiense que trabaja en uno de los campos de refugiados en
Cisjordania, mostrando las diferencias entre los dos bandos con un telón
inmisericordiso que es la muralla que divide los territorios.
Al
igual que la cinta OMAR, la historia nos muestra las dos caras de la
moneda y los sentimientos de odio y escozor entre palestinos e
israelitas, países hermanos divididos por sus creencias que van más allá
de la religión.
Este es un drama
que desnuda, de alguna forma, el conflicto armado y como una pared de
concreto se convierte un testigo mudo de estas rivalidades que sólo
dejan desventura y una profunda división que, a pesar de la convivencia
diaria, pareciera que recurriera al viejo término de la ley del talión
“Ojo por ojo, diente por diente”, un principio jurídico que trata de
igualar, de una manera retributiva, el crimen por un hecho con idéntica o
equivalente pena.
El director
Anaïs Barbeau-Lavalette muestra cómo deben vivir y cómo influye esta
rivalidad entre dos pueblos que comparten un mismo territorio pero que
la fuerza militar de uno hace que el otro se siente perseguido y
subyugado.
INCH´ALLAH un filme que
explora un conflicto particular pero que puede ser visto como general
ya que podría reflejar las posiciones irreconciliables de dos bandos que
van cambiando de nombre de acuerdo a su posición geográfica.
Siguemos
No hay comentarios:
Publicar un comentario