La industria del cine francés es una de las más activas, no por ser la cuna del cine mundial, sino porque su tradición de un siglo la hace una de las más fuertes y competitivas en el cine de autor o el cine culto, como lo llaman algunos.
El año pasado volvió a lo más alto de se expresión al ganar el Oscar como mejor película extranjera con Amor, una historia sentimental de una pareja de músicos retirados y sus últimos días.
Este año, gracias a la versión 12 del Festival de Cine francés, el público colombiano ha podido disfrutar de varias de las producciones del país galo con historias variadas y profundas que tocaran las fibras del espectador.
Portugal monAmour, del director Ruben Alves, nos trae una comedia que desarrolla las vivencias de una familia portuguesa que, en busca de mejores horizontes económicos, llega a Paris donde se ubican en trabajos un poco pesados pero gracias a los cuales pueden dar una educación estable a sus hijos. El cambio de rumbo se da cuando reciben noticias de su tierra natal con la oportunidad de volver con muy buenas posibilidades. Los lazos formados entre éstos con los vecinos y jefes en Paris harán que tomen la difícil decisión de volver o seguir con su cotidianidad y la amistad de sus amigos.
Una historia que toca las fibras de los sentimientos familiares de una manera acertada.
Adiós a la Reina, nos presenta una interesante mirada a la vida de la reina Maria Antonieta y sus últimos días en la corona por la incontrolable fuerza de la revolución francesa que no aguantó más derroche de recursos, por parte de las altas cortes en medio de la pobreza y las enfermedades que debía soportar el pueblo.
La relación entre la reina y su lectora nos lleva a ver la precipitación de los acontecimientos con los ojos del director Benoit Jacquot quien detalla estos momentos álgidos en la vida de Francia.
Renoir, del director Guilles Bourdos capta, de una manera sosegada y bellamente filmada, la vida del pintor impresionista Renoir en un momento clave de su vida: su esposa ha fallecido, dos de sus hijos están en la guerra y el tercero es un adolecente enigmático. A esta casa llega Andrée, una chica que se convertirá en una pieza clave de la relación de Renoir padre y Renoir hijo, cuando regresa tras ser herido en batalla. La fascinación de Renoir padre con la joven hace que su trabajo pintando desnudos retome una nueva actitud frente a su legado artístico.
El director, para logar transmitir la fuerza de las pinceladas de Renoir, debió buscar mucho para encontrar alguien que pudiera plasmar el espíritu del pincel del artista en los lienzos. Para eso encontró a un falsificador, quien pasó varios años en la cárcel, para que reprodujera, de una manera casi real, el trabajo de Renoir y de sus pinturas.
Por ultimo destacamos la cinta que se llevó el primer puesto del festival, conferido por la crítica: La Religiosa. El director Guillaume Nicloux nos transporta al siglo XVIII donde una muchacha es obligada, por su familia, a internarse en un monasterio a pesar de su falta de vocación. Ese rechazo a tomar los votos la llevará con caminos duros y tristes ya que las directoras de los centros religiosos donde llega verán su rebeldía como una oportunidad de desaforar sus perversiones y su desaforos violentos a la vez que predican la caridad cristiana.
Cine francés que continuará en cartelera durante las próximas semanas para conocer, de primera mano, el trabajo audiovisual de algunos de los más importantes realizadores galos.
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